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Las zonas de la cocina están muy bien dispuestas, diferenciadas y organizadas con: una zona de cocción de alimentos con placa de gas integradas en la encimera PITT Cooking de tres fuegos, una zona de aguas con fregadero, grifo para agua osmotizada y dosificador de jabón, todo en color negro de la marca Schock y sistema de Osmosis inversa LÄTT. Y una zona de preparación de alimentos iluminada por luces LED integradas en el mueble alto abatible.

Optamos por un modelo de cocina Blanco Innsbruck 13mm, en plataforma E, con tirador Gola superior y apertura “push” en la parte inferior. Los muebles altos tienen una altura de 48cm y llevan luz led integrada para mejorar la iluminación sobre la zona de trabajo.

En la zona de aguas se ha instalado un fregadero Veravent inox de óptica enrasada en color negro modelo Ohio y grifo Veravent Vitus en acero inoxidable con ducha independiente, para facilitar la limpieza de todos los rincones, y dosificador de jabón. Esta zona cuenta con gran espacio para la preparación de alimentos.

La isla se ha pensado como zona de cocción, dejando también un amplio espacio para la preparación de alimentos, y se han instalado unas placas de gas PITT Cooking directamente sobre la encimera, consiguiendo un impacto visual increíble y un sistema de limpieza fácil con todas las ventajas de cocinar con gas.

La campana es de Novy, modelo pure’line compact en blanco, extremadamente silenciosa y prácticamente invisible, en total armonía con el techo.

Todos los enchufes están integrados y ocultos sobre-encimera para poder conectar pequeños electrodomésticos o poder conectar, por ejemplo, una tablet mientras se prepara una receta.

A la isla se adosa una robusta mesa de madera en laminado de roble rústico con un grosor de 6cm y capacidad para 5 comensales.

Destaca especialmente la preciosa vitrina con Columnas Noir, con puerta entera de cristal fumé, e interior color pietra Grey a juego con la encimera. La luz es en cascada en la parte posterior de los estantes interiores para evitar que moleste a los ojos y realce todo todos los elementos del interior.

Sin duda una amplia y acogedora cocina en la que Mariana y Dorian podrán disfrutar tanto cocinando como de una comida acompañada con un estupendo vino.

Tras licenciarse en Ciencias de la Información Audiovisual, Mayte Piera desarrolló la especialidad de fotografía de arquitectura, compaginando su actividad como fotógrafa con la docencia. De hecho, recientemente se ha asociado con dos compañeros para abrir Espacio Modotti, un centro de creación audiovisual y escuela de fotografía en Valencia. En los workshops que imparte procura que los alumnos se acerquen a su disciplina desde una perspectiva emocional, prestando atención a las sensaciones transmitidas por los espacios.

Su otra pasión es la fotografía de paisaje, que entiende como una manera de hablar sobre el mundo que la rodea. En este ámbito sus obras buscan tanto la naturaleza en estado puro, como la huella que el hombre va dejando en ella.

Este piso, proyectado por los arquitectos de Álvaro Navarro Estudio, se enclava junto al cauce del río Turia, pulmón verde que vertebra la ciudad de Valencia. Comedor y salón comparten un espacio amplio y diáfano al que, a través de grandes puertas correderas, se une la cocina, en la que la isla negra contrasta con el resto del amueblamiento en blanco. La combinación de materiales naturales, realzada con una cuidada iluminación, contribuye a generar un ambiente templado y agradable.

La Vivienda R, diseñada por Hernández Arquitectos, cuenta con dos accesos generados por un desnivel de 3 metros de alto, que dan lugar a una interesante combinación de volúmenes y alturas. Una sucesión de muros realizados en mampostería seca abraza parcialmente el volumen blanco, originando un juego de planos que se revelan progresivamente al aproximarse a la edificación.

Los muros, unidos por una cubierta de teja curva envejecida, crean un gran porche que conecta la vivienda con el jardín. La combinación de piedra, madera y piezas en tonos neutros transforma este espacio en una versátil zona de estar que, además de prolongar el salón interior, funciona como comedor anexo a la cocina. La integración de los distintos ambientes se ve potenciada por el pavimento, que aporta uniformidad visual al conjunto.

La Vivienda RC se enmarca en el distrito del Eixample, en pleno corazón de Valencia. La intervención de Hernández Arquitectos ha mantenido los techos altos en toda la casa, preservando así uno de los rasgos esenciales de las construcciones de esta zona.

En el interior, la distribución establece una clara distinción entre áreas privadas y públicas. Sala de estar, comedor y cocina se fusionan en un espacio común diáfano y luminoso, en el que los árboles de la avenida a la que se asoma el edificio conforman un telón de fondo natural. Los tonos neutros y las diferentes texturas dotan de una marcada personalidad al ambiente, al tiempo que le confieren un toque muy acogedor.

Casa Colón es un piso de 227 metros cuadrados que ocupa la cuarta planta de un edificio del año 1970, enclavado en la arteria comercial más importante de Valencia. Tras una espectacular reforma, ejecutada por el arquitecto Mariano Dexeus y la compañía Cerveró Obras, su distribución incluye recibidor, pasillo, cocina, comedor, sala de estar, tres suites, un vestidor y una terraza. Todas las estancias, salvo los cuartos húmedos, se han revestido con pavimento de madera natural, el mismo material con el que se ha creado un parabán divisorio entre el hall y el salón.

El acceso a la cocina se realiza a través de dos puertas vidriadas, una localizada en el comedor y la otra en el pasillo, lo que ayuda a generar una libre circulación por la vivienda. En la cocina, de más de 25 metros cuadrados, destaca la gran península central revestida en Corian, alrededor de la que se organizan el resto de muebles lacados en blanco.

La reforma integral de este piso, llevada a cabo por Hernández Arquitectos, se caracteriza por una milimétrica organización de la planta, con el salón y el comedor actuando de espacio articulador, y los dormitorios distribuidos simétricamente a cada uno de sus lados.

Las líneas minimalistas de la arquitectura conviven de forma armónica con múltiples texturas y matices, como el panelado de lamas de la entrada, las molduras o el suelo recuperado de mosaico Nolla. Usando un lenguaje contemporáneo, la intervención ha logrado crear una atmósfera tranquila y equilibrada.

El apartamento, ubicado en un edificio del siglo XVIII construido en pleno corazón de Rennes (Bretaña, Francia), presentaba un estado de conservación deficiente. Además, su distribución irracional lo hacía angosto, incómodo y oscuro.

Los nuevos inquilinos asumieron, desde el primer momento, la necesidad de replantear no solo el interiorismo, sino también los espacios, para transformarlo en un hogar moderno, cómodo y acogedor.

Así, las estancias se reagruparon según su función, concentrando las áreas privadas —suite, dos dormitorios y dos baños— en un ala de la casa, y las públicas —salón, comedor y cocina— en la opuesta, reservando el centro de la planta para las zonas de paso y dos despachos.

La intervención realizada por Inma Studio logró recuperar los elementos más característicos de la edificación original, como las chimeneas, las molduras, las puertas y el parquet Versalles. Estas señas de identidad se resaltan con un interiorismo que combina aspectos clásicos con otros más actuales, usando como nexo común la terna conformada por el negro, el blanco y la madera.

El conjunto resulta depurado, elegante y desenfadado, con un estilo que la propia diseñadora define como bohemio-chic.

Una de las claves de la reforma fue la reubicación de la cocina, que se retiró de su lugar original, en la entrada del apartamento, y se desplazó a una de las estancias más agradables y luminosas. Para equiparla se optó por mobiliario diseñado por Santos que, con su estilo minimalista y contemporáneo, genera un interesante contraste con los elementos recuperados de la construcción. Además, la pureza de líneas de los muebles favorece su integración en una arquitectura con marcado carácter propio.

Por otra parte, la radical sencillez de los acabados, en blanco y negro, establece un diálogo atemporal con los tonos de la chimenea, que ha inspirado la gama cromática de la cocina.

La distribución del equipamiento se realizó atendiendo a criterios estéticos y estructurales. Solo una de las cuatro paredes admitía ambueblamiento, ya que dos de ellas presentan decoración con molduras, mientras que la cuarta está ocupada por amplios ventanales. Así, el tabique libre sirvió de base para acomodar una espectacular composición de muebles bajos, altos y columnas, todos con acabado negro, que reúne en un espacio muy compacto las zonas de preparación, fregado y electrodomésticos.

El resto de la cocina se concentra en una isla blanca, con encimera y costados revestidos en Statuario Silk de Neolith para reforzar su protagonismo. La isla reúne las áreas de cocción y preparación, más múltiples opciones de almacenaje en ambas caras: cuatro muebles bajos de apertura lateral en la exterior y, en la interior, un módulo portaplaca y un cajonero. A la isla se adosa una barra de madera, que sirve de mesa para que la familia disfrute de comidas y picoteos.

Con esta planificación se ha conseguido una cocina cómoda, práctica y versátil, que ofrece un equipamiento de alto nivel y gran capacidad, todo ello sin recargar el ambiente ni traicionar el estilo de la vivienda.

La residencia cuenta con una superficie total de 1390 m2, y consta de dos niveles comunicados mediante un ascensor y escaleras, con módulos conectados entre sí a través de corredores exteriores cubiertos.

Como respuesta a la agresiva pendiente en la que se desarrolla el proyecto, el acceso a la villa se ubica en el nivel superior, a través de una gran puerta de madera de cenízaro suspendida en dos columnas verticales.

El nivel inferior acoge las áreas públicas, tanto interiores —cocina, comedor, sala de estar y sala multimedia— como exteriores —barbacoa, salón, piscina y jardín—, así como dos suites para invitados y zonas de almacenaje y despensa.

Por su parte, el nivel superior incluye aparcamiento, garaje, entrada cubierta, recibidor, tres suites y varias estancias de servicio.

Para reforzar la conexión entre interiores y exteriores se recurre a tabiques acristalados con grandes puertas correderas, que facilitan el acceso de la luz natural y la movilidad de los usuarios. Los tonos claros, predominantes en la paleta cromática, multiplican la luminosidad de la vivienda.

La zona pública de la casa reúne cocina, comedor y salón en un espacio abierto, amplio y diáfano, conectado con las áreas de recreo exteriores. Sus distintos ambientes se definen sin obstáculos, a través de los materiales, el interiorismo y las alturas del techo.

La cocina, equipada con muebles diseñados por Santos, se ubica en una esquina de la estancia. Su organización parte de una isla central que reúne las zonas de fregado y preparación, además de múltiples opciones de trabajo y organización: portafregadero, cajonero, máquina de hielo y dos lavavajillas en la cara interior, más cinco módulos de servicio con puerta en la exterior. La encimera se extiende por sus costados y se prolonga hacia su lado posterior, dando forma a una barra para compartir desayunos o picoteos.

La planificación de la cocina consigue que todo se encuentre al alcance de la mano, y ofrece holgadas áreas de paso para facilitar que los usuarios compartan tareas o espacios sin molestarse.

Por su parte, las opciones de integración del mobiliario de Santos, junto con su diseño de líneas puras, frentes lisos y una delicada combinación de acabados, ayudan a generar un todo armónico, cálido y sereno, acorde con el resto de espacios a los que se abre la estancia.